El Minerd deja en manos de cada escuela regular uso de celulares en las aulas
Santo Domingo, R.D. – En un contexto donde el uso del celular se ha convertido en parte del día a día de niños y adolescentes, el Ministerio de Educación de la República Dominicana (Minerd) ha optado por delegar en los centros educativos la responsabilidad de regular el uso de estos dispositivos, dejando un vacío que ha generado debates, desafíos disciplinarios y esfuerzos dispersos a lo largo del sistema educativo.
Según el documento oficial titulado "Normas del Sistema Educativo Dominicano para la Convivencia Armoniosa en los Centros Educativos Públicos y Privados", cuya más reciente versión data de 2013, el uso de teléfonos móviles debe ser regulado por los reglamentos internos de cada plantel. Esto significa que no existe una prohibición o autorización uniforme, sino que cada institución debe definir sus propias normas conforme a su contexto.
“Se trata de una responsabilidad delegada”, explican técnicos educativos, “pero que muchas veces deja a los docentes y directores sin una línea clara de acción, sobre todo ante padres que se resisten a las restricciones”. Profesores consultados por este medio coincidieron en que, aunque muchos centros han intentado regular el uso del celular, la falta de una política nacional clara y actualizada complica su implementación. "Si no viene una directriz firme desde el Ministerio, es difícil que se respeten los acuerdos internos", sostuvo una maestra de secundaria del Gran Santo Domingo.
En la práctica, numerosos colegios y escuelas han optado por prohibir los celulares durante la jornada escolar, habilitando espacios específicos para emergencias o tareas pedagógicas guiadas por el docente. Sin embargo, la flexibilidad o rigidez de estas medidas depende casi exclusivamente de la voluntad institucional y del nivel de cooperación de las familias.
El reglamento del Minerd también establece que ignorar las disposiciones internas de los centros, incluyendo las relacionadas con el uso de dispositivos electrónicos, constituye una “falta leve”. No obstante, esta calificación deja dudas sobre la efectividad de las sanciones cuando las faltas se repiten o escalan en gravedad.
Padres, maestros y orientadores coinciden en que la conversación sobre el uso del celular en las aulas debe ir más allá del castigo. "Necesitamos políticas educativas que enseñen a usar la tecnología con responsabilidad y propósito, no solo a prohibirla”, afirmó un orientador escolar de Barahona.
En medio del auge de la inteligencia artificial, los aprendizajes híbridos y la conectividad generalizada, se impone la necesidad de revisar los marcos normativos del sistema educativo dominicano. Mientras tanto, la convivencia digital dentro de las escuelas seguirá dependiendo del criterio, la prudencia y el liderazgo de cada comunidad educativa.
¿Regular o educar? La pregunta queda abierta, mientras cada centro lidia, a su manera, con un desafío que trasciende la simple presencia de un dispositivo en el aula.

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